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Dieta Alcalina, ¿Mito o realidad?
Cuando empezamos en el gimnasio, o en el mundo del fitness, o incluso a tener como objetivo mejorar nuestra salud, empezamos a darnos cuenta (más aún) de la importancia de la nutrición.
“El médico del futuro no tratará el cuerpo humano con medicamentos, más bien curará y prevendrá las enfermedades con la nutrición”. – Thomas Edison
El problema, es que la nutrición es extremadamente compleja, y los diferentes puntos de vista entre profesionales (y no profesionales) confunden a la gente.
Para que nos hagamos una idea, algunos estudios reflejan que el 90 – 95% de la gente que intenta perder peso fracasa (estudio).
Otros muestran datos menos esperanzadores, dos tercios de los que hacen dieta ganan más peso del que tenían al empezar (estudio).
Hoy en día, contamos con una cantidad increíble de dietas “milagro”. La de la piña, alcachofa, dietas détox, etc…
En este artículo me centraré en una en especial, aunque las citadas anteriormente no son nada recomendables, ésta aún lo es menos.
Dieta alcalina: en qué consiste realmente
Antes de nada, tenemos que entender que es el pH.
Se llama pH al potencial de hidrogeniones, se mide de 0 a 14, sirve para medir la acidez o alcalinidad del medio interno o una disolución.
De 0 a 7 es ácido, 7 es neutro y de 7 a 14 es básico o alcalino.
La finalidad de la dieta alcalina es alcalinizar el pH de la sangre mediante el consumo de ciertos alimentos (alcalinizantes).
Digamos que el objetivo es “equilibrar el pH” mediante la inclusión de alimentos “alcalinizantes” en la dieta con el fin de mejorar nuestra salud, prevenir enfermedades e incluso curarlas, etc…
Para que nuestro cuerpo funcione de forma adecuada el pH de la sangre debe oscilar entre 7,35 y 7,45. En esto no hay discrepancia alguna.
Según los defensores de este tipo de dieta, muchos de los alimentos que comemos son ácidos (y bueno, esto puede ser cierto, pero ahora verás porque no es importante) y estos, en teoría, acidifican nuestro pH sanguíneo, dando lugar a todo tipo de enfermedades, como osteoporosis y cáncer (sí, cáncer).
En nuestro organismo, tenemos diferentes niveles de pH (estudio):
- Nuestra piel tiene un pH de 5,5, por lo que es ligeramente ácida.
- El estómago tiene un pH muy ácido (entre 2 y 3,5) para poder así descomponer los alimentos que ingerimos y protegernos de ciertas bacterias (estudio).
- Nuestra sangre tiene un pH de 7,4.
Siguiendo esta premisa, si realmente comer alimentos ácidos disminuye el pH de nuestra sangre, por la misma lógica aplastante al consumir alimentos alcalinos el pH de la sangre aumentaría.
Digamos que no se mantendría entre ese estrecho rango (recuerda que debe estar entre 7,35 y 7,45) y esto también sería peligroso.
Las consecuencias de un pH por encima de 7,45 son nefastas, tendrías una patología grave: alcalosis. Pero no te preocupes, si realmente tu cuerpo estuviese en un estado ácido como proclaman muchos de los defensores de la dieta alcalina, también tendrías otra patología (acidosis).
Entonces, recapitulando:
Según la dieta alcalina, se supone que debemos de evitar los alimentos ácidos porque acidifican la sangre, pero por el contrario podemos consumir todos los alimentos alcalinos que queramos…
¿Un poco contradictorio, no crees?
Qué dice la ciencia sobre la Dieta Alcalina
Nuestro cuerpo es una máquina increíble, tiene 3 mecanismos principales que se encargan de controlar el pH, aunque existen muchos sistemas buffer que contribuyen a que el medio interno tenga un pH de 7,4 (estudio).
Buffers (amortiguadores): Buffers intracelulares (bicarbonato, la hemoglobina, las proteínas intracelulares) y buffers extracelulares (bicarbonato y proteínas extracelulares).
Amortiguan los cambios de acidez, tienen los dos componentes, ácido y alcalino, con la finalidad de mantener el equilibrio en el organismo.
Sistema respiratorio: El sistema respiratorio se encarga de eliminar ácidos volátiles, como el C02, aunque no es tan eficiente como los buffers a la hora de equilibrar el pH (estudio).
Sistema renal: También está involucrado, se encargan de eliminar ácidos no volátiles (a través del filtrado glomerular).
Por eso mismo podemos observar que no hay cambios en el pH de la sangre al variar nuestra alimentación o reducir la carga ácida de la dieta (estudio).
¿Puede la dieta alcalina realmente modificar el pH sanguíneo?
Ya sabemos que modificar el pH y tratar de alcalinizarlo es el objetivo de la dieta alcalina, y que también supondría una patología grave que en muchos casos requiere de tratamiento urgente.
De todas formas, aun así, vamos a ver si realmente es posible alterar el pH mediante la dieta y la inclusión de alimentos alcalinos.
Muchos defensores de esta “dieta” comprueban el pH de la orina con tiras reactivas, vigilando que sea alcalino (pH superior a 7) y no ácido (por debajo de 7).
Y es cierto que la alimentación puede modificar el pH de la orina (estudio).
Pero esto no es fiable, que se pueda alterar el pH urinario no significa que se esté alterando el pH sanguíneo, no podemos tener en cuenta el pH de la orina, ya que si se encuentra ligeramente ácida, simplemente nos estaría indicando que nuestro sistema renal está funcionando correctamente (estudio).
Dieta alcalina: supuestos beneficios
Se le atribuyen múltiples beneficios a la dieta alcalina, como una supuesta utilidad para hacer frente al cáncer, una mejor salud ósea y por tanto un menor riesgo de osteoporosis, etc…
Aunque es cierto que la dieta alcalina tiene sus beneficios, no es por la dieta en sí, sino por la inclusión de ciertos alimentos, como vegetales y hortalizas.
Es por eso, que mucha gente puede sentirse mejor anímicamente al seguir una dieta alcalina.
Hasta ahí, todo correcto, pero el problema es cuando empezamos a atribuir determinados beneficios concretos a esta dieta, sobre todo en relación a ciertas enfermedades graves como el cáncer.
Es peligroso e irresponsable, imagínate que alguien con cáncer lee que puede solucionar su problema con este tipo de dieta, y decide dejar de lado cualquier otro tipo de tratamiento.
El resultado, puedes imaginártelo.
De hecho, ya ha ocurrido, esta persona en concreto siguió la dieta alcalina con la finalidad de curarse el cáncer, murió meses después (fuente).
Dieta alcalina como tratamiento del cáncer
El cáncer es un demasiado complejo, hay numerosos procesos implicados, y, además, es una enfermedad de carácter multifactorial.
Los que recomiendan la dieta alcalina, la ofrecen como tratamiento para esta enfermedad.
Cuando buscamos en Google, nos encontramos las siguientes afirmaciones:
“Cuando las células y tejidos del organismo son ácidas (pH inferior a 6,5 a 7,0), pierden su capacidad para el intercambio de oxígeno y así van expulsando oxígeno, aumentando sus probabilidades de convertirse en cancerosas.”
“En un pH de 8.0 mayor, las células cancerosas y el cáncer que causan los microbios patógenos (virus, bacterias, hongos) no pueden sobrevivir.”
“Los tejidos cancerosos son tejidos ácidos, mientras que los sanos son tejidos alcalinos.”
Bajo esta teoría, y esta premisa, previenen e incluso tratan el cáncer mediante la dieta alcalina (sí, se que lo he dicho varias veces).
Como ya he comentado, el pH no es el mismo en todas las partes del cuerpo.
Aunque es cierto que el cáncer se desarrolla con más facilidad en entornos ácidos (estudio) se confunde el motivo.
No es el entorno ácido el que causa el cáncer, es el cáncer el que causa el entorno ácido (estudio) por lo que pensar que con esta dieta podemos curar el cáncer es una idea no sólo simplista e irresponsable, sino que también basada en afirmaciones sin evidencia científica.
De hecho, el cáncer puede y crece en un entorno ligeramente alcalino con un pH de 7,4 (estudio).
Dieta alcalina, salud ósea y osteoporosis
La dieta también “ofrece” beneficios en relación a la salud de nuestros huesos.
Según la teoría de la dieta alcalina, para reducir la acidez de la sangre (cosa que como ya hemos visto, no es posible) el cuerpo hace uso del calcio de los huesos, por lo que se relaciona alimento ácido = menos calcio = osteoporosis.
En este metaanálisis (estudio) se llega a la conclusión de que aunque consumir más proteína sí aumenta la excreción de calcio, este no procedía de los huesos, ya que no hubo cambios en el balance global de calcio en el organismo, por lo que seguir una dieta ácida no promueve una menor densidad ósea.
“The findings from this meta-analysis do not support the concept that the increased urine calcium associated with altered NAE represents the loss of whole body calcium.”
Este otro llega a unas conclusiones similares, “no hay evidencia de que la dieta alcalina proteja la salud de nuestros huesos“.
De hecho, el hueso, se compone en gran parte por proteína (cartílago), por lo que es recomendable una ingesta adecuada de proteína animal, por eso mismo, dietas más elevadas en proteína dieron lugar a una menor pérdida de mineral óseo (estudio).
También puede jugar un papel importante a la hora de prevenir caídas y roturas de cadera (estudio, estudio). En este otro se relaciona un mayor consumo de proteína animal con mejor densidad ósea (estudio).
La proteína juega un papel importante a la hora de proteger no sólo la densidad ósea, sino también la masa muscular, por lo que un consumo bajo de proteína no es recomendable, estando incluso asociado con pacientes que han sufrido roturas de cadera (estudio).
Conclusiones:
- El cuerpo es extremadamente eficiente a la hora de regular el pH sanguíneo, tendríamos problemas serios si no lo hiciese.
- No es posible alterar el pH sanguíneo mediante la dieta alcalina, aunque si el pH urinario.
- La dieta alcalina, aunque promulga el consumo de ciertos alimentos beneficiosos como verduras y hortalizas, no tiene evidencia científica detrás que soporte ciertas afirmaciones.
- Ciertos grupos de alimentos restringidos en este tipo de dieta, ofrecen también muchos beneficios, y no deberían de ser excluidos de un estilo de alimentación saludable (basado en verduras y hortalizas, frutos secos, huevos, pescado y carnes no procesadas).