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Esteroides, deporte, hipocresía y falsos ídolos
Antes de nada, aclarar varias cosas:
1. No recomiendo el uso de sustancias con el fin de mejorar el rendimiento o la composición corporal.
2. La finalidad de este artículo es dar información y mi punto de vista, ya que considero que mucha gente está siendo engañada.
Hoy en día relacionamos el consumo de esteroides o X sustancias a deportes como el culturismo, y también pensamos que es algo relativamente “novedoso”.
Para el que no lo conozca el de la derecha es Lance Armstrong, también utilizo drogas.
Nada más lejos de la realidad.
A nivel élite, las sustancias para mejorar el rendimiento sólo son una parte más de la ecuación, da igual que tu objetivo no sea competir en el Olympia, está a la orden del día.
En cualquier deporte.
Eso incluye el fútbol (estudio, más detalle), el powerlifting (estudio) e incluso el ajedrez (detalle).
Su uso no es exclusivo en deportes de fuerza física o desarrollo muscular, también mejoran el rendimiento, la capacidad para recuperarse de una lesión e incluso la capacidad de concentración.
Pierre de Coubertin, el creador de los juegos olímpicos modernos decía lo siguiente (fuente):
“Lo más importante del deporte no es ganar, sino participar, porque lo esencial en la vida no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo.”
Una frase muy inspiradora, pero que de verdad, tiene poco.
Y menos con la cantidad de dinero que hay en juego.
Hoy en día, el deporte da muchísimo dinero, si quedas segundo, no se te ve como el segundo, se te ve como el primer perdedor.
El trabajo de un entrenador dura tanto como el éxito de sus atletas, es una relación directa, no consiste simplemente en “esforzarse por conseguirlo”.
Debido a esto, es “comprensible” que tanto el entrenador como los atletas se arriesguen y busquen otro tipo de opciones con el fin de mejorar el rendimiento a toda costa.
Por ello, la búsqueda del rendimiento se ha convertido en un problema médico, ético y legal para los atletas de hoy en día.
Esto está influenciado por la cantidad de dinero asociada a ganar en la industria del deporte.
Contratos de millones de dólares, publicitar campañas, etc…
El respaldo internacional y el merchandising deportivo representan una industria de mil millones de dólares.
Sports Ilustrated hizo hace tiempo una entrevista a un grupo de atletas olímpicos élite (fuente), una de las preguntas fue:
– “¿Si te diesen una sustancia que mejora tu rendimiento y te hiciese ganar sin que te pillen, la tomarías?”
El 98% de los entrevistados respondió “sí” (y no entrevistaron a 10).
La siguiente pregunta fue un poco más bestia, pero no tanto como la respuesta:
– “¿Si te diesen una sustancia que mejora el rendimiento y que te hiciese ganar todas las competiciones durante 5 años sin que te pillen, pero muriendo después debido a los efectos secundarios, la tomarías?”
La mayoría respondió “sí”.
Esteroides en el deporte: dosis de realidad
El uso de sustancias en el deporte está a la orden del día.
Pero antes de nada, vamos a echar la vista unos cuantos años atrás.
Los fármacos para mejorar el rendimiento en el deporte no son ninguna novedad, el hombre siempre ha deseado superarse.
Setas, plantas, y mezclas de vino y hierbas fueron utilizados por los atletas olímpicos griegos en la antigua Grecia, y por los gladiadores romanos que competían en el Circo Máximo (fuente).
Se utilizaban como sustancias estimulantes en eventos de velocidad y resistencia y también para reducir la percepción de dolor, permitiendo a atletas lesionados competir (estudio, estudio).
En los juegos olímpicos de 1904 el maratoniano Thomas Hicks usó una mezcla de brandy y estricnina y casi murió (fuente).
Más adelante se utilizaba la estricnina, heroína, cocaína y cafeína, cada entrenador tenía su propia fórmula “secreta”. Durante la década de 1930 se empezó a utilizar las anfetaminas, reemplazando a la estricnina (fuente).
En 1950 el equipo olímpico soviético utilizó por primera vez las hormonas masculinas para aumentar la fuerza y el rendimiento.
Cuando el muro de Berlín cayó se filtró información sobre los esteroides y otras drogas utilizadas por el gobierno de Alemania del este en atletas jóvenes.
Esa información fue utilizada, el resultado fue una gran cosecha de medallistas de oro, los cuales más adelante sufrirían diversos efectos secundarios e incluso la muerte (fuente, estudio).
El uso fue aumentando progresivamente, se volvió tan frecuente en el deporte olímpico que algunos propusieron que todos los récords registrados hasta la fecha debían de ser anulados o puestos en “espera” hasta que todas las formas de dopaje pudiesen ser detectadas y detenidas.
Esteroides, falsos ídolos e hipocresía
Las redes sociales tienen su parte buena y su parte mala.
Actualmente podemos encontrar a una legión de supuestos superhombres bendecidos con una genética increíble.
Todos ellos afirman ser naturales, por supuesto.
Trabajo duro, dedicación y constancia le llaman.
Estos tres también aseguran ser naturales.
El problema no es que no lo sean, el problema es que se lo crea la gente.
Estas figuras del fitness con millones de seguidores en las redes sociales promocionan cientos de suplementos que en teoría le han ayudado a conseguir su físico, no te cuentan lo que hay detrás (suplementación y marketing, que no te engañen).
Si echamos la vista años atrás, antes de que se empezasen a utilizar los esteroides, podemos observar el tipo de físico que podríamos esperar de alguien de forma natural.
Actualmente Eugen Sandow es considerado como el padre del culturismo.
Eugen Sandow murió en el año 1925.
Es curioso, ya que hasta el año 1935 no se consiguió aislar la testosterona (fuente), por lo que podríamos tomarlo como referencia en cuanto a un físico natural.
Esta competición es del año 1953, y aunque ya se sabía de los esteroides, el acceso a ellos era mucho más limitado, y no se habían comercializado aún.
En 1980 la cosa ya avanzó bastante.
Una imagen vale más que mil palabras.
FFMI: límite natural
El cuerpo humano tiene limitaciones, un techo fisiológico.
Se puede estar muy muy grande, también se puede estar muy definido.
Pero no se puede estar muy grande, muy definido y mantener el rendimiento al mismo tiempo.
El FFMI (fat free mass index), en español índice de masa magra libre de grasa fue utilizado hace ya más de dos décadas con la intención de identificar a los culturistas naturales (estudio).
En el estudio se concluyó que existía un límite para los deportistas naturales, siendo muy poco probable superar el 25 de FFMI.
Esto no significa que nadie pueda superar ese límite de forma natural, y menos aún que alguien por debajo de un FFMI de 25 sea natural.